Hoy recordamos una de las enseñanzas que nos parecen más claves dentro del ministerio de nuestro Señor Jesucristo. En Juan 13:31-35, nuestro Maestro nos insta a amarnos unos a otros, para que así conozcan que en verdad somos discípulos de Él.
Nuestro propósito es entonces demostrar un mayor amor a nuestros hermanos. Un sencillo acto de servicio, un saludo bondadoso, cuidar con mayor dedicación el uno del otro, como esposos. Sentimos que el Espíritu testificó a nuestra mente y corazones que en verdad el amor de nuestro Redentor fluye a través de desinteresados actos de servicio por aquellos que nos rodean. En verdad podemos afirmar que somos más felices y más satisfechos en el acto de dar amor, el amor de Cristo a nuestros semejantes.
Omar y Carolina.
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